El sector comercio ha sufrido durante dos décadas controles de todo tipo: precios, control de cambio, cierre de comercios, saqueos, exceso de tributos, hiperinflación, escasez, persecución judicial tanto a los empleados como a los dueños, entre otros que no permiten llevar los bienes y servicios a los consumidores de una manera estable y en un marco de seguridad en la operación, que es su función social como empresa.

La  hiperinflación, controles y restricciones económicas, han generado grandes distorsiones en el mercado en detrimento del sector formal de la economía, obligando al consumidor a cambiar sus hábitos de consumo y restringiendo su capacidad de compra, y para las empresas, particularmente las del sector comercio y servicios la necesidad de reinventarse para  sobrevivir o morir.

La inevitable escasez de divisas hace que se devalúe la moneda nacional, la divisa extranjera se vuelve cada vez más cara y así se derrumba el castillo de naipes construido a partir de unas estadísticas distorsionadas por una tasa de cambio oficial artificialmente baja.

ECONOMÍA DE MERCADO

‘’El liberalismo económico es una doctrina que señala que la mejor forma de alcanzar el desarrollo económico y la eficiencia en la asignación de los recursos es a través de un mercado libre sin la intervención del Estado.

Como sistema filosófico, económico y político, promueve las libertades civiles y se opone a cualquier forma de despotismo, apelando a los principios republicanos. Constituye la corriente en la que se fundamentan, tanto el estado de derecho, como la democracia representativa y la división de poderes.”  (Wikipedia).

¿Qué modelo económico debe aplicarse en el país?

El resurgimiento del proteccionista- nos obliga forzosamente a pensar en el modelo económico que lleve a un mayor nivel de desarrollo en condiciones de libertad y respecto al estado de derechos.

¿Mayor o menor apertura? ¿qué tipo de apertura?, ¿qué sectores económicos?, ¿Cuál es el papel del Estado respecto al crecimiento económico de una nación?

El modelo de sustitución de importaciones que predominó en América Latina por buena parte del siglo XX, se agotó como modelo de desarrollo económico.